sábado, 17 de noviembre de 2007

Sábado, las 09:00 pm y recién ahora empieza a anochecer. Hoy fui al colegio a la tarde para la devolución de notas de los exámenes finales. Malas noticias: debo rendir biología en diciembre junto a 7 compañeros más (entre ellos Santiago). Cuando lo vi en la entrada me acerqué a saludarlo, y no sé por qué, pero por un momento me puse nerviosa. Ayer apenas habíamos hablado, lo que me alteró todavía más. Después de la tarde del jueves no sabía qué esperar. Quiero que seamos amigos, pero me preocupa que se sienta incómodo. Quizás pienso mucho las cosas, pero tengo miedo de que se sienta presionado si me acerco a saludarlo cada vez que lo veo. Tengo la impresión de que el otro día en el lago le di a entender que quería más atención y compañía suya. En fin, mientras me acercaba, justo cuando creí que iba a empezar a temblar por los nervios, Santiago sonrió y me preguntó si quería ir a tomar algo. Fuimos a una heladería que había abierto hace poco en el centro del pueblo. Pedimos unas malteadas y hablamos por horas. Hacía mucho tiempo que no sentía tan cómoda con alguien siendo yo misma.

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