domingo, 18 de noviembre de 2007

Necesito escribir sobre ayer a la noche. Eran cerca de las 10 pm cuando Santiago me llamó por teléfono. Fue completamente inesperado. No imaginé que querría seguir hablando luego de haber pasado toda la tarde juntos. Conversamos por horas y fue tan mágico. Hablamos de nuestros pasados, planes futuros, sueños, miedos, deseos, me contó historias del pueblo, y cuando nos estábamos despidiendo me preguntó si querría estudiar biología con él en la semana. Después de cortar intenté dormirme, pero aunque estuviera cansada no podía conciliar el sueño. Me quedé leyendo en la cama, pero me costaba concentrarme. Todavía no podía creer que nos hubiéramos vuelto amigos en tan sólo unos días. Cansada de leer la misma línea por quinta vez sin encontrarle sentido alguno, me paré y me acerqué a la ventana. Vi como las cortinas de la habitación de Santiago terminaban de cerrarse. Apoyé una mano sobre el vidrio, pero fue inútil.

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