viernes, 30 de noviembre de 2007
miércoles, 28 de noviembre de 2007
¡¡Voy a estar libre en las vacaciones!!
Recién escribo porque mi personal tuvo serios problemas estos días... creo que empezó a fallar el día que estudié con Virginia. A pesar de ello, me divertí mucho esa tarde: jamás había reído tanto y comprendido biología al mismo tiempo. La pasé genial con ella.
Empiezo a comparar el primer día que la vi con ayer, que fue nuestro examen. Definitivamente nos hemos vuelto muy buenos amigos: me alegro de haberla conocido.
jueves, 22 de noviembre de 2007
martes, 20 de noviembre de 2007
lunes, 19 de noviembre de 2007
No debí mirar por la ventana, porque fue así que vi a Virginia en su cuarto, le hice señas de bajar y luego de ir a su porche corriendo (para no mojarme mucho ...la lluvia estaba intensa) la invité a mi casa a ver una película.
Espero que ella la haya pasado tan bien como yo. Aunque no creo. Se asustó con algunas escenas de la película mientras yo sonreía. Creo que daba más miedo por el sonido de las gotas de la lluvia que chocaban contra la ventaba.
Quedamos en estudiar biología el jueves. Ojalá no nos vaya tan mal como con el trabajo en el bosque.
domingo, 18 de noviembre de 2007
Necesito escribir sobre ayer a la noche. Eran cerca de las 10 pm cuando Santiago me llamó por teléfono. Fue completamente inesperado. No imaginé que querría seguir hablando luego de haber pasado toda la tarde juntos. Conversamos por horas y fue tan mágico. Hablamos de nuestros pasados, planes futuros, sueños, miedos, deseos, me contó historias del pueblo, y cuando nos estábamos despidiendo me preguntó si querría estudiar biología con él en la semana. Después de cortar intenté dormirme, pero aunque estuviera cansada no podía conciliar el sueño. Me quedé leyendo en la cama, pero me costaba concentrarme. Todavía no podía creer que nos hubiéramos vuelto amigos en tan sólo unos días. Cansada de leer la misma línea por quinta vez sin encontrarle sentido alguno, me paré y me acerqué a la ventana. Vi como las cortinas de la habitación de Santiago terminaban de cerrarse. Apoyé una mano sobre el vidrio, pero fue inútil.
sábado, 17 de noviembre de 2007
Sábado, las 09:00 pm y recién ahora empieza a anochecer. Hoy fui al colegio a la tarde para la devolución de notas de los exámenes finales. Malas noticias: debo rendir biología en diciembre junto a 7 compañeros más (entre ellos Santiago). Cuando lo vi en la entrada me acerqué a saludarlo, y no sé por qué, pero por un momento me puse nerviosa. Ayer apenas habíamos hablado, lo que me alteró todavía más. Después de la tarde del jueves no sabía qué esperar. Quiero que seamos amigos, pero me preocupa que se sienta incómodo. Quizás pienso mucho las cosas, pero tengo miedo de que se sienta presionado si me acerco a saludarlo cada vez que lo veo. Tengo la impresión de que el otro día en el lago le di a entender que quería más atención y compañía suya. En fin, mientras me acercaba, justo cuando creí que iba a empezar a temblar por los nervios, Santiago sonrió y me preguntó si quería ir a tomar algo. Fuimos a una heladería que había abierto hace poco en el centro del pueblo. Pedimos unas malteadas y hablamos por horas. Hacía mucho tiempo que no sentía tan cómoda con alguien siendo yo misma.
El jueves, luego del examen de física, vi a Virginia un poco decaída. Pensé que se le iba a pasar, pero al salir (mientras hablaba con unos amigos sobre el viaje que planeamos para vacaciones) la vi caminando sola. Me despedí de ellos y fui tras ella para preguntarle qué tal le había ido en el examen. Débilmente me dijo “bien”. Me devolvió la pregunta y le tuve que decir la verdad: “No me fue extraordinariamente…pero sí apruebo”.
El silencio se instauró en nosotros luego de saber cómo nos había ido ese día. Traté de hablar, pero antes de abrir la boca me decía interiormente que mejor debía permanecer callado. Me sentí muy incómodo con el silencio, y fue por ello, que sin pensarlo mucho, la agarré de la mano y empecé a correr. Decidí llevarla al lago para que se le suba el ánimo, no me gustó verla triste.
Cuando llegamos, nos sentamos en el muelle mirando el agua. Estuvimos hablando animadamente hasta que empezamos a discutir.
-Santiago-, me preguntó, -¿por qué no hablamos así en el colegio?-
-No seas exagerada-, le dije, -en el colegio sí hablamos.-
Me miró disgustada mientras me decía que desde que me contó lo de su mamá no habíamos cruzado más de dos oraciones seguidas.
-Escucha Virginia-, le dije tratando de tranquilizarla, -es por eso que te traje acá, para poder hablar lo que no hemos podido hablar en el colegio.-
No sé si lo dije mal o ella se lo tomó erróneamente. El hecho fue que Virginia (muy enojada) se paró mientras me preguntaba si sólo era su amigo cuando estábamos solos, lejos de las miradas de otros. Negué eso rotundamente, pero ya no me estaba escuchando.
No pude reaccionar rápidamente cuando vi que resbaló. Tampoco pude aguantar mi risa cuando oí su grito mientras caía al agua. Aún tratando de no reírme; me agaché y le ofrecí mi mano para ayudarla a subir y Virginia, sin mirarme, estiró su brazo para alcanzarla. Pude notar una sonrisa en sus labios, y cuando estuve en el agua luego de que me jalara, entendí el por qué de su gesto de felicidad.
Me enojó mucho que hubiera hecho eso, pero entendí que lo había hecho de buenas intenciones, así que me relajé y simplemente empecé a nadar. Quise nadar por poco tiempo porque me preocupó que Virginia se enfermara o algo así, pero al verla feliz, nadando también, decidí quedarme un poco más.
Yo salí antes que ella, me quité la campera que tenía puesta y la extendí esperando que se secara aunque sea un poco.
Volvimos completamente mojados, yo con mucho frío porque Virginia se puso mi campera (la obligué).
Llegué a mi casa cuando ya estaba oscureciendo. Tomé una ducha antes de sentarme a estudiar biología pero fue inútil, no pude concentrarme. Me reía solo recordando la caída de Virginia y su astucia para jalarme... y lo bien que la pasé esa tarde.
A la hora de la verdad, en biología, pasó lo que tenía que pasar. Lo poco que respondí no creo que haya sido suficiente. En fin, dentro un rato tengo que ir al colegio para ver mis resultados.
jueves, 15 de noviembre de 2007
Jueves por la tarde, tengo tanto que contar! Antes que nada un informe de la semana: el lunes rendí bastante bien matemática.. no era muy complicado el examen. El martes me fue excelente (inglés), el miércoles tuve geografía… tengo que admitir que no me fue del todo bien, y hoy rendí física.. podría haberme ido mejor.
Ahora sí, gran relato de esta tarde!: Apenas sonó el timbre busqué unos libros de mi casillero y salí del colegio. Estaba algo preocupada por biología (nunca fue mi fuerte). Santiago estaba en la entrada con sus amigos. Intenté no mirarlo. Caminé hacia mi casa. Había dado tan sólo unos pasos cuando Santiago apareció a mi lado. Me preguntó cómo me había ido en el examen. Me sorprendió su actitud, no esperaba ese interés de su parte. Le contesté que bien en un tono de voz algo apagado y le devolví
Me costó reconocerlo de día. Era el mismo lugar de la fiesta de hacía unas semanas. Fuimos hasta el muelle y nos sentamos. Creí que la conversación sería incómoda, pero fluyó como nunca antes. Sentí que lo conocía desde hacía años. Era tan simple, tan fácil estar juntos y hablar.
Pero… era evidente que ese momento no podía ser tan perfecto. Cuando surgió el tema de por qué estábamos allí, de por qué nunca hablábamos en el colegio, Santiago me dio a entender que no hablaba conmigo en público porque sólo era su amiga cuando estábamos solos. A eso le siguió una pelea, y antes de darme cuenta, cuando me paré mientras discutía, me resbalé y caí al lago. Afortunadamente el agua no estaba fría.
Santiago dejó de reírse en cuanto vio mi expresión. Se disculpó al instante y me ofreció su mano para ayudarme a subir. No lo llamaría astucia, de hecho fue bastante inmadura mi acción: tomé su mano y lo tiré al agua conmigo. Después me arrepentí, pero nos divertimos tanto nadando que mis preocupaciones desaparecieron… al igual que mi sentido del tiempo.
Pasaron horas hasta que volvimos. Se había hecho de noche, estábamos empapados y ante el riesgo de que me enfermara Santiago me prestó su campera. Caminamos sin hablar y nos despedimos en la entrada de mi casa. Me sonrió y le devolví
martes, 13 de noviembre de 2007
Hubiera hecho lo mismo con química, porque no fue tan bien en ese examen ...aunque ahora que lo pienso mejor ...creo que ya no debo pedirle apuntes a Virginia. Cuando fui a su casa el sábado y le hice mi pedido, me miró raro, como desilusionada o triste, no sé. Es más, antes de que tuviera la oportunidad de decirle algo, me dijo 'hola' de mala gana ... me quitó las ganas de decirle que me acompañe a un local que abrieron hace poco, uno de malteadas.
domingo, 11 de noviembre de 2007
Sábado
Creo escuchar voces. Hmm. Abro los ojos muy lentamente. La luz me ciega por completo. Pestañeo hasta enfocar
viernes, 9 de noviembre de 2007
miércoles, 7 de noviembre de 2007
Hace un rato volví de la librería (la única librería!) del pueblo: Estuve buscando novelas para entretenerme en el verano... no creo que pueda pasar el tiempo de otra forma. Algo que nunca conté sobre mí: Me encanta leer cuando no tengo nada mejor que hacer. Por lo general no tengo suficiente tiempo durante esta etapa del año, pero en el verano leer es definitivamente mi actividad favorita. Además los bosques de la zona son ideales para relajarse... y suelen ser tan solitarios como yo que no tengo ninguna duda sobre si podré concentrarme =)
Volviendo a los exámenes de fin de curso... hoy rendí lo suficientemente bien como para aprobar. De todas formas... ni que literatura fuera una materia difícil... no sé por qué me esforcé tanto. Debería enfocarme más en otras materias.
Me cansé. Mañana sigo escribiendo.
El resto del día me la pasé buscando los apuntes que me faltaban de Historia Mundial. Quiero, al menos, tener todos los temas para aumentar mis posibilidades de aprobar.
Viendo el horario de los exámenes ...veo que lo más fácil ya pasó. Me faltan rendir las materias más complicadas ...química, matemática, física y biología ...
Mejor me voy a estudiar
martes, 6 de noviembre de 2007
Ayer vi a Santiago... sentí que me esquivó por completo. Igual yo tampoco me sentía con ganas de hablar. Por momentos siento algo, una fuerza que me atrae: Quiero hablarle, quiero estar con él... pero lo pienso de nuevo y no me siento lo suficientemente cómoda como para compartir con él partes de mi vida. A veces estoy tan segura de acercarme y... simplemente hablarle, pero cuando reacciona así, distante, después de una conversación importante me arrepiento por completo.
Tengo el presentimiento de que no me va a ir del todo bien en estos exámenes. Si tan sólo pudiera ponerme al día con.. -tengo que admitirlo- la mayoría de las materias, quizás podría terminar bien el año. De todas formas nadie puede culparme... es imposible estudiar todo lo visto en un año escolar entero en tan solo tres meses! (Mi programa era bastante distinto)
Demasiadas preocupaciones en mi mente. Ya estoy cansada y ni siquiera empecé a rendir.
domingo, 4 de noviembre de 2007
Además de ese problema, tengo otro: No quiero ir mañana al colegio. El viernes en la noche luego de volver del lago, me puse a pensar en Virginia ...y no sé, quizás compartimos un momento demasiado cercano. Me siento incómodo al pensar que la tengo que volver a ver luego de algo así ...
¡Aahh! ...¿Por qué me siento incómodo al pensar en ella? ¿Qué me pasa?
sábado, 3 de noviembre de 2007
No quiero empezar esta semana. Se acercan los exámenes finales y mis notas empeoran de a poco. Quisiera estudiar con alguien, necesito ayuda.
Intentando relajarme, hoy me quedé todo el día en mi cama mirando películas. Al fin tuve mi premio (y libre de culpa). Un único tema me preocupa… no puedo dejar de pensar en Santiago! No sé que hacer, siento que la noche de ayer significó un avance importante en nuestra “relación”, y me preocupa que retrocedamos. Me asusta no saber que va a pasar… y pasar el verano estudiando..
viernes, 2 de noviembre de 2007
No me entusiasmaba ir, pero todos iban y no quería dejar de ser parte.
Estuvimos hablando un rato y luego prendieron una fogata. Fui a buscar algunas ramas para avivar el fuego, cuando vi algo moviéndose en el suelo que me hizo recordar a mi hámster. Simplemente dejó de estar tan activo y presentí que estaba enfermo así que lo llevé al veterinario. Avergonzado, vino a mi memoria el recuerdo de las lágrimas que recorrieron mi rostro la noche que murió.
Miré hacia un lado mientras volvía con las ramas, y vi la silueta de Virginia sentada en el muelle. Estaba sola mirando el lago. Pensé que podría estar con alguien que se había ido unos momentos, pero pasados unos minutos nadie apareció. Comprendí que si estaba ahí, completamente sola, necesitaba compañía. Me acerqué lentamente y me senté a su lado en silencio.
"No sé qué decir", me dijo luego de cerrar su boca al intentar decir algo. Traté de consolarla, pero nunca fui muy experto en estos temas. Creo que fallé al decirle algunas cosas de las que no tuve respuesta.
Aunque no estábamos hablando, me quedé mirándola y por primera vez me di cuenta de lo linda que era. Empecé a escucharla hablar de un tema del que yo no hablaría en su situación. Me contó que su madre la había abandonado cuando era chica, y que había sido su padre el que la crió. Me dijo también, que se sentía muy mal porque estaba peleada con él y no tenía con quien hablar.
Luego de algo así, me quedé sin palabras. No sabía qué decir. Pero para mi fortuna, una ligera lluvia empezó a caer sobre nosotros. Me levanté rápidamente y la ayudé a incorporarse. Caminamos de prisa para evitar mojarnos más. Caminamos bajo la lluvia en silencio hasta que llegamos a su casa, entonces me despedí de ella con un beso en la mejilla para luego entrar en la mía. Cerré la puerta detrás de mí y me apoyé contra la fría madera pensando.. era la primera vez que la besaba en la mejilla.
Me habían invitado a una fiesta cerca de un lago. No tenía la menor intención de ir hasta que Jenny me preguntó en el colegio -delante de todos- si iba. Me sentí muy obligada a decir que sí... luego se me ocurriría alguna excusa para no ir. Era viernes, y si sobrevivía a la semana mi premio era caminar en pijama por la casa con una taza de capuchino y mirar películas recostada en mi cama hasta que me venciera el sueño. Apenas llegué a mi casa me preparé un café y estaba eligiendo una película para la noche cuando un sentimiento de culpa me invadió por completo. Quizás mi actitud no era la mejor si deseaba hacerme amigas. De todas formas nunca me sentí identificada con las chicas de mi curso, pero no soy quien para juzgarlas si no me doy la oportunidad de conocerlas. Subí a mi cuarto lo más rápido que pude, cerré la puerta y miré mi placard. Supongo que pasé más de una hora y media buscando entre mi ropa algo que pudiera usar, porque cuando me decidí por un par de jeans y una de mis remeras favoritas.. estaba oscureciendo
Salí de la casa y me crucé con mi papá en el porche. Hacía dos días habíamos tenido una pelea importante y todavía seguíamos sin hablarnos. Hubo un silencio incómodo. Lo saludé, pero no me contestó. Entró a la casa y cerró la puerta sin mirarme. La noche pasó lenta. Estaba triste y molesta. Quería salir corriendo. Más sola no podía sentirme. Mis compañeros habían encendido una fogata y me alejé. Fui a sentarme en el muelle y miré el agua fijamente. Me pregunté si alguien notaría mi ausencia. No habían pasado cinco minutos cuando Santiago se acercó. Nos miramos y supe que él sabía que yo no quería estar ahí. Se sentó a mi lado, ninguno habló. De pronto lo entendí. Necesitaba hablar con alguien. El único contacto que mantenía con mis amigos era vía mail, tenía que decir lo que sentía a alguien real. Lo miré y dejó de observar el movimiento del agua para concentrarse en mí. Separé mis labios para decir algo, pero me arrepentí y cerré la boca al instante.
-Estabas tan cerca.- dijo desilusionado. Me reí y él también.
-No sé que decir.
-¿Por qué te alejaste del grupo?
Levanté mis hombros y los dejé caer con un suave movimiento.
-No tienes que decirme qué sucede si no quieres.
Creí que había vuelto a mirar el agua, pero su mirada todavía me envolvía. Por primera vez en mucho tiempo no dudé de alguien. Quería ser completamente sincera con él. Algo más fuerte que confianza se apoderó de mí y las palabras fluyeron cada vez con más facilidad. Hablé con un chico que poco conocía sobre un tema que había ocultado durante demasiados años: mi mamá. Todavía a mí me costaba creer que me hubiera abandonado. Le conté que apenas tenía memorias de ella, que mi papá fue quien me crió y lo mucho que me dolía estar peleada con él, porque en este momento no tenía nadie más con quien hablar. Deseaba tanto que ella todavía estuviera. Por alguna extraña razón no sentí rencor al pensar en lo mucho que siempre la necesité.
Una lluvia suave nos empezó a cubrir y me levanté para regresar, pero él fue más rápido que yo y antes de que diera el primer paso me tomó decidido de ambas manos, se acercó y me susurró al oído que siempre iba a estar para escucharme cuando necesitara a alguien. Luego me soltó con delicadeza y mis brazos cayeron atónitos a mis costados. Caminamos en silencio y de prisa. Me acompañó hasta la entrada de mi casa y luego de besarme en la mejilla se despidió sonriendo.