lunes, 22 de octubre de 2007

Hoy sí tengo más tiempo

Han pasado 7 días desde lo sucedido en el bosque. Lamentablemente nuestro trabajo no salió tan bien y me he empezado a preocupar: quizás deba dar el curso en vacaciones ...si es así mis planes de verano están arruinados. Pero no lo creo, estudiaré y listo (no puede ser tan difícil ...)
Esta semana empezó la temporada de lluvias. El miércoles por la tarde fueron excesivas. Me mojé por completo =)
El lunes me di cuenta de algo: Estaba en clase conversando con mis amigos cuando me acordé de que tenía que hablar con Virgnia acerca del trabajo de biología. Cuando se los comenté se sorprendieron y desde entonces nos miran de manera extraña a ambos. Por suerte no les comenté la salida al bosque.
Por otro lado, creo que mi hamster se enfermó. Lo noté débil y apenas se movía. Ya lo llevé al veterinario y dieron unas medicinas para que mejore.

Ayer vi a Virginia salir de su casa y me pareció que se había cortado el pelo.

sábado, 20 de octubre de 2007

Soñé con Santiago. Necesito escribir sobre esto. Todavía me tiembla todo el cuerpo. Para empezar, ayer me acosté como cualquier otra noche. Estaba relajada, había dejado un poco entreabiertas las cortinas de mi cuarto para que la oscuridad no fuera total. De a poco me fui durmiendo. De pronto me encontraba en una cabaña que me resultaba conocida. Había un cuarto que se parecía bastante a mi habitación anterior. Estaba recostada en la cama y Santiago me despertaba entusiasmado. Me tomaba de la mano e insistía en que lo acompañara afuera. Hacía frío, pero lo seguía y al salir afuera observé los delicados copos de nieve que caían desde un cielo completamente celeste y despejado. Era mágico… pero lo que más me asombraba era la naturalidad con la que luego me abrazaba.

jueves, 18 de octubre de 2007

Día aburrido, han pasado algunas cosas en la semana pero bueno, no tengo tiempo para escribir y no sé por qué lo empecé a hacer ...

domingo, 14 de octubre de 2007

No sé como empezar! Tengo tanto que decir. Antes que nada: el viernes Santiago me preguntó si me parecía bien ir al día siguiente al bosque para hacer el trabajo de biología. Me sorprendió muchísimo. No esperaba que se encargara él de organizar nuestra salida: teníamos que buscar hojas de distintos árboles para el proyecto. Entonces el sábado, después de almorzar, tocó el timbre de mi casa -sin previo aviso- y me preguntó si estaba lista para salir. Nadie en mi lugar hubiera estado listo, pero yo ya tenía una mochila lista con varios mapas, una brújula, un abrigo, sodas, galletas y mi celular por si nos pasaba algo. Sólo debía calzarme (lo que me llevó menos de un minuto), y al fin partimos hacia el bosque. Mi papá estaba de viaje y volvía la noche siguiente, así que ni me molesté en dejar una nota. En el camino apenas hablamos. Comentamos ciertas cosas sobre el trabajo pero nada más.

Al fin llegamos al bosque y empezamos a buscar diferentes hojas. Estaba tan entusiasmada que perdí por completo el sentido de la orientación, lo que me obligó a confiar en Santiago. Cuando me pareció que nos estábamos internando demasiado entre los árboles intenté convencerlo de volver, pero me ignoró por completo. Lo seguí unos minutos más, y en cuanto encontramos suficientes hojas le rogué que volviéramos. Terrible error confiar en un chico. Obviamente él se había distraído más que yo: No tenía la menor idea de en que dirección era la salida! Así que saqué de mi mochila la brújula y tres mapas e intenté entender los mil caminos, senderos y direcciones que estaban indicados. Estaba sentada en el suelo observando un recorrido que me resultaba conocido cuando Santiago insultó mi plan. Luego de eso siguió una pelea. Estábamos perdidos y no quería admitirlo! Lo obligué a sentarse a mi lado e intentar encontrar el camino de regreso, pero no se esforzó en absoluto. Luego de unos minutos pareció preocuparse. Había anochecido y apenas podíamos ver nuestros alrededores. Me asusté y comencé a caminar por el único sendero que se distinguía en medio de esa negrura. Noté como me seguía unos metros atrás hasta que me alcanzó, pero llegó un punto en que ambos debimos detenernos, porque el camino era demasiado confuso. Cansados de caminar y yo al menos de intentar salir de ahí, nos sentamos separados bajo un árbol en silencio. Podríamos haber pasado la noche entera sin decirnos nada, pero dos palabras escaparon automáticamente de mi boca. Tengo miedo, susurré. De pronto, pero tan sólo un instante, sentí su mano rozar la mía. Hubiera sido muy incómodo volver al silencio anterior así que dejamos que la conversación fluyera. Hablamos un poco del colegio, algo de nuestras mascotas, y cuando estaba contándole lo mucho que extrañaba a mis amigos, vi moverse algo cerca de nosotros y grité impulsivamente. Me paré para salir corriendo y Santiago también se levantó del suelo. Señalé con mi dedo a una criatura que nos observaba desde un tronco caído. Santiago no paró de reírse por minutos… al parecer las ardillas eran comunes en los bosques y nada de que asustarse.

Luego del vergonzoso incidente nos sentamos uno al lado del otro. Abrí mi mochila y le ofrecí un paquete de galletas y una soda. Comimos en silencio y más tarde nos recostamos (bastante juntos) en el suelo. Observamos el cielo, las estrellas, y no recuerdo más de esa noche. Seguro me dormí al instante.

Al día siguiente me levanté apenas abrí los ojos. Tomé mis mapas y no paré de analizarlos. Luego de dos horas Santiago despertó. Le comenté mis tres caminos posibles para volver a la entrada del bosque y al fin partimos. Llegamos cerca del mediodía. Se ofreció a explicarle a mi papá lo sucedido, pero como todavía no había vuelto de la ciudad no estaba enterado… y tampoco iba a estarlo. Ya en la puerta de mi casa nos despedimos prometiendo que todo lo que había pasado quedaba entre nosotros.

Jamás vuelvo al bosque!
Fui con Virginia a hacer lo de biología el sábado a eso de las 2:30. En mi mochila llevaba mi cuaderno de apuntes, el libro de biología y una botella con agua. No tenía ni ganas de hacer el trabajo, pero al menos a la noche iba a ir donde unos amigos ver unas películas. Pasé a buscar a Virginia por su casa y luego nos dirigimos hacia el bosque mientras ella me hablaba sobre las hojas que teníamos que buscar. No pudimos hallar rápidamente las hojas que necesitamos para el trabajo, por lo que empezamos a adentrarnos más entre los árboles. Virginia me empezó a molestar porque decía que ya nos habíamos alejado mucho de los perímetros del bosque. No le hice caso y seguí caminando. Pudimos hallar las hojas, pero al querer volver nos dimos cuenta que no sabíamos el camino de vuelta. Virginia me empezó a llamar la atención puesto que no le había hecho caso y empezó a sacar unos mapas y una brújula. Le dije que guardara esas tonterías que no servían de nada y ella se enfureció y me empezó a decir que me callara que estábamos perdidos por mi culpa y no sé cuántas cosas más. Jamás pensé que ella podía hablar de esa manera o debería decir "gritar" de esa manera. A regañadientes tuve que ver los mapas, pero no sirvió de nada. Eran todos confusos. Vi mi reloj pero se me dificultó ver la hora porque había poca luz y fue ahí cuando me di cuenta que estaba oscureciendo y que seguíamos en ese bosque sin saber cómo salir. Virginia después de ver los mapas por enésima vez, empezó a caminar en una dirección y no me quedó otra opción más que seguirla. Estuvimos un largo rato sin hablar hasta que Virginia se cansó y se sentó bajo un árbol y yo hice lo mismo, porque también estaba agotado. ¿Cuánto tiempo estuvimos en ese árbol sin hablarnos? No lo sé ...lo que si sé es que luego de ese tiempo "muerto" Virginia dijo (no sé si me lo dijo a mi) "tengo miedo". En ese momento recordé que ella no era de este pueblo, que seguro no estaba acostumbrada a los bosques y que lo más probable es que estar en uno en medio de la noche la aterrara.
Me invadió un tremendo deseo de protegerla y estiré mi mano para coger la suya. Le dije que no se preocupara, que en este bosque no había ni osos ni víboras. Estuvimos un rato hablando de distintas cosas, cuando de repente, Virginia gritó asustada y se paró a mi lado. Yo me paré también por el susto de su grito y busqué con la mirada el por qué del grito de Virginia. Entonces vi que el dedo tembloroso de Virginia me señalaba algo. Vi lo que me estaba señalando, volteé para mirarla a ella a la cara y empecé a matarme de la risa. No pude aguantar ver a una pequeña ardilla asustada por el grito de Virginia y al mismo tiempo ver la cara de Virginia asustada por la ardilla. Estuve riéndome un rato pero tuve que contenerme porque me pareció que Virginia se estaba enojando aún más porque me estaba riendo de ella. Me senté de nuevo donde había estado antes del grito de Virginia, pero ella se quedo parada un rato viendo a su alrededor. Luego de unos minutos volvió a sentarse, pero esta vez a mi lado. Abrió su mochila y sacó dos paquetes de galletas. Me dio uno. Le ofrecí mi insípida agua pero ella metió su mano nuevamente a su mochila y me ofreció una soda. Comimos en silencio. Cuando Virginia terminó, se paró, dio unos pasos y se tiró al suelo mirando hacia arriba. "Nunca vi así las estrellas" dijo ...y yo sacudí mi cabeza en señal de afirmación. Me acerqué a ella y me recosté a su lado mirando el cielo. Ahí echado a su lado terminé mi última galleta y había empezado a sacar mi abrigo de mi maleta cuando sentí que Virginia se había recostado en mí. La tapé con el abrigo que había sacado y cerré los ojos para intentar dormir. No sé cómo se pudo dormir tan rápido con el miedo que tenía, pero así fue mejor. Hubiera sido incómodo estar con ella asustada, porque no me iba a dejar dormir ...no, no creo que ella me hubiera dicho que me quedara despierto pero si me lo hubiera pedido lo hubiera hecho. Cuando desperté ella ya no estaba recostada sobre mí, estaba sentada un poco más allá viendo los mapas. Cuando me vio levantado se enrojeció un poco y me dijo sin mirarme que había entendido los mapas, y que ya tenía una idea de cómo salir. Tenía razón. Tenía "una idea". Estuvimos caminando como tres horas pero finalmente pudimos salir. Le dije que iba a ir a su casa para explicarle a su padre lo que había sucedido pero me dijo que no eran necesario, que estaba de viaje. Me preguntó por los mios y le dije que se suponía que me iba a quedar a dormir donde unos amigos así que no había problemas. Me despedí de Virginia con el acuerdo de no contarle esto a nadie y de reunirnos otro día para terminar el trabajo de biología.

Capítulo 2

jueves, 11 de octubre de 2007

Jueves. Días que no escribo. El martes pasó algo inesperado: en clase de biología armaron grupos de 4 para un proyecto. Tengo que estar con Santiago, otro chico y una chica. No sé si estar contenta o no. Por un lado me gustaría trabajar con él, pero tengo miedo de que la situación entre los dos se vuelva más incómoda. Tengo que irme, llego tarde a clases.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Si bien la suerte casi siempre ha estado de mi lado, ayer no lo estuvo. En biología empezamos a ver "Introducción sobre estudios forestales". Para esto, la profesora dijo que íbamos a trabajar en grupos de cuatro. Yo ya había formado el mío, pero la profesora continuó hablando y dijo que ella iba a ser la que los formaría. En mi grupo están Nicolás, Lili, Virginia y yo. Y no me quejo, pero hubiera preferido estar con mis amigos. Desde comienzos de año habíamos planeado estar juntos en este proyecto.
Cuando nos reunimos para hablar sobre cómo íbamos a trabajar, Nico y Lili, que son muy amigos, decidieron dividir el trabajo: ellos dos iban a ir al bosque de pinos (oeste del pueblo) y Virginia y yo tendríamos que ir al bosque de caducifolios (sureste)
La verdad estoy preocupado… sólo he ido a ese bosque 2 veces y siempre acompañado. Y para colmo, Virginia conoce menos que yo esa zona.
Saliendo del tema académico, si bien nos sentamos juntos los cuatro, no crucé palabra alguna con Virginia directamente. Ni hemos acordado cuándo vamos a ir a hacer el estudio. Ojalá todo salga bien, este trabajo tiene bastante peso en la nota final…si salgo mal probablemente tenga que rendir biología en vacaciones.

Dentro de poco tengo que ir al colegio... hoy me levanté re-temprano, no sé por qué... hay algo que me incomoda inconscientemente creo...

lunes, 8 de octubre de 2007

Día triste, curiosamente triste. Me levanté, desayuné, salí de la casa y me crucé con Santiago. Nos miramos durante una fracción de segundo hasta que él quitó sos ojos de los míos. Caminó delante de mí hasta llegar al colegio. Ni siquiera volteó para saludarme. Me sentí tan sola. Creí que podríamos ser buenos amigos, pero definitivamente no se interesa en mí. Me torturé por minutos en mi mente, pensaba en que tendría de malo para provocar que se alejara. A una cuadra del colegio me escondí en un callejón para calmarme un poco. Tenía ganas de llorar. Sentí vergüenza, vergüenza por sentirme ignorada, a pesar de que el sábado habíamos compartido un tiempo juntos en el bosque. Cerré los ojos formando una barrera entre las lágrimas y mis pestañas. No podía llorar, sería demasiado patético. No quería que nadie me viera así, menos él. Abrí los ojos luego de un minuto y sentí bronca. Presentí que me había sonrojado cuando llegué al colegio. No me fijé dónde estaba Santiago. Quería olvidarme de todo.

Llegué hace una hora y me puse a tocar el piano. Me relajó, pero no lo suficiente como para evitar mirar desde la ventana al cuarto de al lado.

Acabo de llegar del colegio. Volví rápido porque tengo unas ganas únicas de escribir. Hoy en la mañana me pasó algo; no sé, raro ...
Estaba saliendo para ir al colegio, cuando vi que de la casa vecina salía la chica que me despertó en el bosque (recién hoy averigüé que se llama Virginia), nuestras miradas coincidieron por un instante, que en lo personal, me pareció bastante. Sin embargo, llegó un momento que no pude resistir verla más y tuve que bajar la mirada. Sentí que la suya era más fuerte, de más carácter y "me vencía".
Bajé los escalones de la entrada de mi casa y empecé a caminar hacia el colegio. Pude ver como ella también empezaba a bajar los escalones de la suya. No me atreví a voltear, aunque me pasé todo el camino pensando en cómo mirar hacia atrás sin que ella se diera cuenta de lo que hacía.
Cuando llegué al colegio, me senté en una banca desde la que se veía la puerta de entrada. Y me sorprendió que Virginia llegara unos 5 minutos después, cuando sólo le llevaba unos pocos pasos de ventaja. Apenas la vi llegar, fui donde mis amigos, que me preguntaron por qué me había sentado en la banca. Les dije que me había dado un mareo, pero nadie me creyó ni se preocupó por mí. Con lo bromistas que somos en el grupo, yo tampoco les hubiera creído ...¿o sí?
Las clases del día fueron normales para mí, excepto por esa carga de haber bajado la mirada y de no haberla saludado a pesar de haber estado juntos un rato el sábado en el bosque.
Algo sobre el domingo: mientras descansaba en mi cuarto escuché una melodía que me capturó. Venía de un piano, parecía Virginia; al menos sonaba como lo había imaginado.

sábado, 6 de octubre de 2007

Sábado: temprano, muy temprano. Acaba de salir el sol. Estaba esperando un poco de luz antes de salir a caminar. Leí que los senderos pueden ser engañosos así que conseguí unos planos y mapas de los alrededores. Los guardé en mi mochila junto con mi cámara de fotos, una botella de agua y un abrigo por si refresca. Salí de la casa y respiré profundamente. Miré a ambos lados del camino y decidí verificar el mapa una vez más (estaba nerviosa!).

Llegué a la entrada del bosque y me interné entre algunos arbustos. Empecé a caminar por un sendero de tierra que parecía seguro. Al rato no tenía idea de dónde estaba. Completamente perdida seguí dando vueltas hasta notar un chico dormido contra un árbol. Quise despertarlo, pero no me animaba: era el chico de mi clase que había caído al suelo el otro día. Tenía miedo de que se enojara o algo por interrumpirlo, así que me quedé a lo lejos, pensando qué hacer por más de 20 minutos. Al final me acerqué, me arrodillé a su lado y noté unos dibujos sobre el suelo. Los tomé y al parecer el movimiento lo sobresaltó. Lo primero que se me ocurrió fue halagarlo por lo bien que dibujaba, pero reaccionó bastante mal. Salí corriendo por la vergüenza, me persiguió, tropecé y me vi obligada a aceptar su ayuda. Nos sentamos a hablar para contarnos sobre nosotros… y para que mi rodilla descansara. Se llama Santiago, también cumplió 17 años hace poco y le gusta mucho dibujar, aunque sea en secreto. Me contó que siempre que quería despejarse iba a ese lugar del bosque, y cuando mencionó que se hacía tarde dije que lo acompañaba al pueblo (no quería mencionar que me había perdido, me sentí inútil).

Volvimos caminando juntos, pero apenas hablamos. Me puse triste, quería que compartiera más de su historia conmigo. Como la situación se tornaba incómoda, se desvió y entró a una tienda del centro comercial. Yo me volví sola y más tarde lo vi llegar a la casa. Me escondí, porque noté que desde afuera miraba hacia mi cuarto. Quería volver a hablar con él, pero no presentí que estuviera muy interesado en conocerme. En fin, no iba a insistir, ni siquiera sabe que somos vecinos.

Tiempo que no dibujaba. Me levanté temprano para no tener que decir a donde iba. A las 6:07 ya estaba en camino con el cuaderno de dibujo y el lápiz, todo dentro de mi mochila.
Fui caminando mientras respiraba "el fresco" de la mañana. Llegué a donde siempre me ha gustado ir. Esa parte del bosque: hay una especie de hueco entre los árboles donde me puedo echar y entro perfectamente. Parece mi cama natural. Ese lugar siempre me ayuda a aclarar mis ideas y a calmarme en momentos de enojo.
Empecé a hacer unos trazos desordenados para afinar la punta del lápiz y calentar un poco mi mano... no confiaba en mi pulso después de tanto tiempo.
Comencé a dibujar lo que estaba frente a mí hasta terminarlo. Me sentí feliz: había olvidado lo satisfactorio que era terminar un dibujo.
Contemplé un rato el cielo, pero poco a poco mi visión se fue nublando y mis párpados empezaron a cerrarse. Me quedé dormido.
No tengo idea cuánto tiempo estuve ahí tirado en la tierra hasta que un ruido me despertó. Abrí los ojos y vi a una chica de cabello largo, oscuro.
"Me gustan tus dibujos", dijo.

¿Quién se había creído para estar espiándome? ¿Qué tenía que estar ella viendo mis dibujos, qué hacía arrodillada junto a mí?
Me levanté rápidamente mientras guardaba todo en mi mochila.
Cuando terminé la miré, y me dí cuenta de su piel pálida y sus ojos verdes... era la chica del colegio, la nueva.
¿Qué hacías junto a mí, me querías quitar algo o qué? - le increpé fuertemente.
Intentó responderme pero sólo balbuceó unas palabras que no entendí. Inmediatamente se volteó y empezó a correr, y fue en ese momento que me di cuenta de mi terrible reacción.
Empecé a perseguirla diciéndole que pare, y lo hizo pero no por mí: se cayó. Tuvo suerte de caerse en una zona donde abundaba el pasto. Sólo manchó un poco su ropa de verde.
La ayudé a pararse al mismo tiempo que le pedía perdón por mi reacción. "Creo que fue la sorpresa de que me despertaras lo que me puso así", ella se tranquilizó y me quitó el sentimiento de culpa por su caída.
Aunque se paró con mi ayuda, se sentó porque estaba un poco adolorida. No se me ocurrió mejor idea que ofrecerle agua que traía conmigo. Me lo agradeció.
Estuvimos hablando un rato sobre nosotros. Me enteré que se había mudado hace poco y que por eso había entrado al colegio casi a fin de año. Me contó también de su gata y de su afición por el piano y su incipiente fotografía. Y luego.. empezó a preguntar sobre mí; la noté interesada así que le conté algunas cosas. No podía crear la atención que ponía a cada palabra que decía.
Quise quedarme más tiempo, pero tenía que irme. Se estaba haciendo tarde. Ella al parecer iba al mismo lugar que yo, pero quise comprar algo y me fui hacia las tiendas. Creo que noté cierta decepción en su cara, lo que me confundió.
Luego de comprar, cuando volvía miré la casa del vecino y vi a alguien que se ocultaba rápidamente detrás de las cortinas ...¿podrá ser que ella?... creí reconocerla, pero... no, no lo creo.

viernes, 5 de octubre de 2007

Ya perdí la cuenta de los días. Viernes, terminé la primera semana de colegio. No estuvo nada mal. Hice amigas, el pueblo me gusta y mi cuarto más todavía. Estoy muy relajada, no me cuesta seguir el ritmo de las clases y tengo tiempo para practicar piano. Algo que nunca mencioné: toco desde los 8 años. Hubo una etapa en la que dejó de gustarme, pero ahora la música lo es todo para mí. Me encanta crear de la nada algo que sea sólo mío.

Quiero contar sobre el miércoles, fue un día diferente. Un chico llegó tarde a clases; alto, de pelo castaño, piel bronceada, y ojos claros, color miel creo, son muy raros.. pero atrayentes sin duda.
Me distraje. Estaba escribiendo: entró apurado, se resbaló y cayó al suelo. Mientras todos se reían yo me quedé pensando. Me hizo acordar a una vez que caí al suelo de chica y mis compañeros se rieron. Sentí tanta vergüenza! Y en ese instante sentí pena por él, pero al parecer le afectó poco, se levantó como si nada, sonrió y agradeció (?) antes de sentarse. Terminó el día bastante rápido, me volví a mi casa y dos horas después vi entrar al mismo chico en la casa de al lado. Supongo que entonces es mi vecino. Quisiera hablar con él, pero no me gustó nada como me miró luego de caerse. Ojalá no se sienta mal.

Cambiando de tema... mañana salgo a recorrer un poco más el lugar. Quiero conocer los bosques de los alrededores, presiento que podría inspirarme.

jueves, 4 de octubre de 2007

Tengo que ser realista: no puedo escribir todos los días. Si no es por mi flojera es porque me olvido ...no estoy acostumbrado a escribir. Además en caso de que me descubran alguna vez, si escribo todos los días van a pensar que soy un afanado con este tipo de diario...

Ayer fue un día para el olvido. Como no llevé a reparar mi mochila, he estado yendo con mis cosas en la mano. Cuando ingresé al salón (un poco tarde) no me di cuenta que el piso estaba mojado: mi pie se deslizó con el agua, y cuando me quise apoyar sobre la mesa para no caerme, mi mano cercana a ésta estaba sosteniendo los libros, por lo que no me pude coger de nada y caí sentado. Pos suerte apenas me mojé. Tenía que pararme, no podía quedarme ahí para siempre, pero no quería por todas las risas. Sin embargo, me paré levantando los brazos (simulando triunfo) y diciendo "gracias". Ahora, lo que me enojó fue que esa chica nueva no se estaba riendo. ¡Era la única! ...hasta el profesor se estaba aguantando la risa. ¿Acaso sentía lástima de mí o qué?
Hoy fui viendo cada centímetro delante mío para ver si había alguna cosa que pudiera atentar contra mi equilibrio. Hoy mi nombre cambió a "cuidado te caes".

Ahora que lo pienso, nadie se acercó a ayudarme y nadie me preguntó si estaba bien. Ni mis amigos ...bueno, supongo que yo hubiera hecho lo mismo ...¿o no?

martes, 2 de octubre de 2007

Martes. 3:56 a.m., debo ser la única persona despierta en millas. No puedo dormir. Me quedé leyendo hasta ahora, no sabía que hacer. No se por qué no puedo cerrar los ojos y dejar de pensar, creo que extraño saber que va pasar, cómo me voy a sentir… y no tengo idea de que va a ser de mi día. Me aterra. Quiero un amigo, pido demasiado?

A la noche: tendría que ser más optimista, fue un día bastante agradable. Salí con unas chicas a la tarde. No me siento parte del grupo todavía, pero es cuestión de tiempo. Al menos conozco gente. Me voy a dormir, llevo más de un día y medio despierta.

Ayer no escribí, se me pasó el día porque dormí un poco al volver del colegio. Pero puedo decir que ayer fue un día raro. Antes de ir a los salones, en la mañana, me pareció ver una chica nueva, pero supuse que era alguna con cambio de 'look'. Sin embargo, al entrar a los salones, vi que esa chica estaba en nuestro salón y no era alguien que se había hecho un cambio de 'look'.
¿Quién se cambia de colegio en Octubre? ...Seguro la botaron del otro colegio. Me pareció escuchar por ahí que se llama Viviana.
Por otro lado, no había ningún trabajo por entregar ni nada. Me preocupé en vano. Todo el día fue clases normales.
¿Qué pasará hoy? ...sería interesante poder ver el futuro aunque sea sólo un día

lunes, 1 de octubre de 2007

Lunes, 6:34 a.m., me levanté demasiado temprano quizás. Tengo pánico de llegar tarde! Extraño mi uniforme. No sé que ponerme. En bata… bajo a buscar un café, vuelvo a subir y noto que una ventana de la casa de al lado se abre. Intento no mirar, no sea cosa que parezca que espío. Resisto, resisto, pero no puedo evitar una mirada rápida. Alguien se acaba de ir del cuarto. Definitivamente un adolescente. Debería ordenar un poco la habitación… y dejo de mirar, porque... no me incumbe (?). Imposible!, me atrae el desorden. Creí que los chicos de pueblo eran más tranquilos. Me río. Igual... ni que fuera alguien para juzgarlo: suelo ser muy poco ordenada. 7:30 a.m., tengo que irme… que miedo!!

18:09. Estoy bien. No fue la gran cosa. El colegio es grande y entre tantos alumnos pasé desapercibida. Mejor así, no me gusta llamar la atención. Si estuvieran todos alrededor mío estaría incómoda. Conocí a unas chicas, pero ni que nos hubiéramos vuelto amigas tan rápido. En fin, no fue un día malo, por algo tenía que empezar.