sábado, 12 de enero de 2008

No estoy segura si tenía derecho a preocuparme, pero ayer al mediodía Santiago desapareció del campamento junto con dos amigos. Ya de noche, estaba sentada en las escaleras de mi cabaña cuando cerca de las 9 pm lo vi salir del bosque junto con los otros chicos. Vio de lejos que lo observaba, les hizo señas a sus amigos de que se encaminaran al comedor sin él y se acercó. Se sentó a mi lado y me miró. No dije nada y enfoqué mi mirada en un sector del suelo.

-¿Qué sucede?
-¿En qué estabas pensando? ¿Adentrarte en el bosque sin avisarle a nadie?
-Ni que necesitara permiso, y además.. nadie debe haber notado nuestra ausencia.
-Yo lo noté.- Sin decir más subí los pocos escalones que me separaban de la puerta de la cabaña y entré sin mirar hacia atrás.

Más tarde llamaron a la puerta. Estaba sola leyendo en la cama. Andy, Jenny y Allie habían ido al bosque con el resto del grupo. Me levanté y miré por la ventana. Abrí la puerta bruscamente e intentando sostenerle la mirada pregunté,
-Qué haces aquí?
Santiago carraspeó ignorando mi antipatía.
-Es noche de historias de terror y estaba pensando en que podríamos ir juntos al bosque. Todos los años solemos sentarnos en los troncos caídos en un sector de un claro y escuchamos historias. No quisiera que te lo perdieras.
No dije nada.
-Te aseguro que vale la pena. Además - dijo titubeando- ... si no pasas un buen rato prometo compensarte.
Quería sonreír, pero pude controlarme. Tomé un abrigo y sin decir nada caminé a su lado.

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