domingo, 6 de enero de 2008

Desayuné rápido para escribir un poco de nuestro primer día. Ayer pasé a recoger a Virginia por su casa a las 9 am para ir a la estación de buses. Pensé en ofrecerme a llevar su maleta más grande pero cuando la vi tuve que desistir... ¡era muy pesada! Para no quedar (tan) mal cogí un maletín más pequeño, que de liviano no tenía nada...
Al llegar a la estación de buses me sentí aliviado porque pude, al fin, poner los equipajes en el suelo. Creí que las dos horas de viaje iban a ser aburridas; sin embargo, me entretuve tanto hablando con Virginia que dejé de estar pendiente del tiempo y el viaje se me hizo demasiado corto. No sabía que ella era tan espontánea. Me encantó eso.
Cuando llegamos, me encontré con unos amigos y les presenté a Virginia. Mientras ella cruzaba unas cuantas palabras con algunos de ellos, dijeron que era mejor que fuéramos a elegir nuestra cabaña para que pudiéramos estar todos en la misma. Le indiqué a Virginia hacia dónde tenía que ir para encontrar las cabañas de mujeres. Por un segundo creí que me iba a preguntar si podía acompañarla, pero dio media vuelta y se encaminó a las cabañas de chicas.
El resto del día pasó rápido. Estuve hablando con mis amigos sobre todo lo que habíamos hecho durante el año. Estábamos tan entretenidos escuchando las historias de otros que seguimos hablando después de la cena, hasta que uno por uno, ya en nuestra cabaña, nos empezamos a quedar dormidos.

No hay comentarios: