lunes, 8 de octubre de 2007

Acabo de llegar del colegio. Volví rápido porque tengo unas ganas únicas de escribir. Hoy en la mañana me pasó algo; no sé, raro ...
Estaba saliendo para ir al colegio, cuando vi que de la casa vecina salía la chica que me despertó en el bosque (recién hoy averigüé que se llama Virginia), nuestras miradas coincidieron por un instante, que en lo personal, me pareció bastante. Sin embargo, llegó un momento que no pude resistir verla más y tuve que bajar la mirada. Sentí que la suya era más fuerte, de más carácter y "me vencía".
Bajé los escalones de la entrada de mi casa y empecé a caminar hacia el colegio. Pude ver como ella también empezaba a bajar los escalones de la suya. No me atreví a voltear, aunque me pasé todo el camino pensando en cómo mirar hacia atrás sin que ella se diera cuenta de lo que hacía.
Cuando llegué al colegio, me senté en una banca desde la que se veía la puerta de entrada. Y me sorprendió que Virginia llegara unos 5 minutos después, cuando sólo le llevaba unos pocos pasos de ventaja. Apenas la vi llegar, fui donde mis amigos, que me preguntaron por qué me había sentado en la banca. Les dije que me había dado un mareo, pero nadie me creyó ni se preocupó por mí. Con lo bromistas que somos en el grupo, yo tampoco les hubiera creído ...¿o sí?
Las clases del día fueron normales para mí, excepto por esa carga de haber bajado la mirada y de no haberla saludado a pesar de haber estado juntos un rato el sábado en el bosque.
Algo sobre el domingo: mientras descansaba en mi cuarto escuché una melodía que me capturó. Venía de un piano, parecía Virginia; al menos sonaba como lo había imaginado.

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