sábado, 29 de septiembre de 2007

Segundo día del blog. Llegué. No se que contar primero. Me levanté antes que amaneciera para recorrer una vez más mis calles. Me resultó tan extraño ese paseo. Por dentro quería llorar, pero el ambiente primaveral era tan alegre que me hizo sonreír. Aparte prefiero tener un último recuerdo feliz a estar lamentándome, porque voy a dejar de ver a mis amigos. Volviendo a mi relato… apenas salió el sol cargamos el auto y partimos. No hablé mucho en el viaje. Horas y horas escuchando música con Maddie sobre mi falda. Maddie es mi gata blanca. La tengo hace algunos meses... mi compañía preferida. Llegamos para el fin de la tarde, ya empezaba a oscurecer. Mientras nos adentrábamos cada vez más en el pueblo iba pensando que el lugar no estaba nada mal. Me imagino perfectamente acá. Siento que me voy a adaptar fácilmente… ojalá.

Cuando vi la casa de lejos me sorprendí. No la imaginaba tan cálida. Ya amueblada sólo tuvimos que acomodar nuestras cosas. Me bajé del auto, tomé una caja con pertenencias y subí las escaleras a mi cuarto. Era lo que más me importaba. Después tendría tiempo para recorrer el resto del lugar. Había espacio suficiente, en verdad no podía quejarme de nada. Era ideal. Maddie se acomodó al instante sobre el colchón y se hizo un ovillo a los pies de la cama. Me senté junto a ella y suspiré. No tenía ánimos para moverme. Apenas me quedaba algo de energía así que me recosté y cerré los ojos hasta oír mi nombre minutos después. Bajé para ayudar a traer las cosas que quedaban y luego de una cena rápida subí a mi habitación nuevamente. Encendí la computadora y acá estoy, escribiendo. Ya me voy a dormir. Estoy muy cansada. Mañana tengo que terminar de acomodar mi cuarto y otras habitaciones más.

No hay comentarios: